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jueves, 27 de marzo de 2014

MIGUEL ALANDIA PANTOJA A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO





Miguel Alandia Pantoja, el pintor del pueblo y la revolución


 Heredó a Bolivia 17 gigantescos murales y varias pinturas de caballete para que el pueblo no olvide que puede derribar tiranos y es capaz de luchar por una vida más digna y justa.
Pensó decididamente que sus murales llegaban al pueblo y ganar de esta manera su pensamiento y acción para la revolución.
Dicen de él que combinó el pensamiento y la sensibilidad, es decir pintar para él era lo mismo que pensar.
Uno de los escritores señala que hizo revolución pintando.
En 1971 expresó que “la pintura mural es la pintura del porvenir, no sólo por ser monumental y expresar ‘las esperanzas de las grandes y anchas masas’, sino también porque la transformación de la sociedad impone que el manifestarse de forma monumental, la plástica exprese el sentimiento democrático y humano de la sociedad en su conjunto, es decir, que la pintura mural debe sustituir en el futuro a los pequeños museos en que hoy se conservan las obras maestras del pasado”.
De formación autodidacta, "pinté casi desde niño. Deliberadamente no fui a ninguna escuela de arte porque su asistencia distorsiona el espíritu creador".

El pintor del pueblo nació en la región más rebelde de Bolivia.

Nació en Llallagua, Norte Potosí, el 27 de mayo de 1914 y murió en Lima el 2 de octubre de 1975.
Pintó 17 gigantescos murales inspirado en las luchas del pueblo. Fue militante del Partido Obrero Revolucionario.
Impulsor de la Central Obrera Nacional, el antecedente de la actual COB.
Fue candidato a la diputación por la provincia Murillo, La Paz, en el Bloque Parlamentario Minero en las elecciones de 1947.
Fue a la Guerra del Chaco como soldado raso, donde cayó prisionero.
Sus etapas de pintor: Con la influencia del indigenismo realizó su pintura de caballete (especialmente caricaturas).
Con la influencia del figurativismo levanto sus inmensos murales en temáticas sociales. Usó la pintura para fotografiar al pueblo y su mensaje político revolucionario.

Pinturas

Exiliado en Chile entre 1948-1949 pinta el mural ‘Dictadura capitalista y último acto’ (1946). Con un fusil en la mano participa en la revolución del 9 de abril de 1952.
En 1952 pinta el mural ‘Historia de la mina’ en Palacio de Gobierno en La Paz.
En 1954 pinta el mural ‘Huelga y masacre’ en la sede de la Federación de Mineros de Bolivia.
En 1964 pinta ‘Lucha del pueblo por su liberación, reforma educativa y voto universal’ en el edificio de la Plaza Villarroel.
El Triunfo de la Revolución, la Reforma Educativa y la Lucha del Pueblo por su Liberación.
“Alegoría al Mar Boliviano” del año 1963 en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Otras pinturas están en el Hospital Obrero y el edificio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia.
Sus obras expresan los principios de la Revolución Nacional, la visión y las demandas de la clase trabajadora
La revolución de 1952 consolidó al pintor del pueblo. Las ideas, las masacres y las historias de dignidad humana alimentaron a Miguel.
El escritor Víctor Montoya le considera el abanderado del proceso político revolucionario del 52 y el más influyente del Siglo XX.

Reclamo de Miguel Alandia

La Junta Militar de Gobierno encabezada por René Barrientos Ortuño destruyo sus obras:
“Historia de la Mina” (ochenta y dos metros cuadrados en el Hall Principal del Palacio de Gobierno), “Parlamento Burgués” (setenta y dos metros cuadrados en la escalinata del Palacio Legislativo), “Lucha del pueblo por su Liberación”, “Reforma Educacional” y “Voto Universal” (ciento sesenta y dos metros cuadrados en el interior del Monumento a la Revolución Nacional).

En esa época, Miguel Alandia Pantoja reclamó: “Estas obras que representaban momentos históricos de mi país, de las luchas de mi pueblo por alcanzar su libertad, han sido demolidas por la piqueta de los generales, que no querían que el pueblo viese reflejado su heroísmo y su historia en documentos vivos.

Toda mi obra mural está enraizada a las tradiciones culturales autóctonas: el Tiahuanacu y el Incario; y vinculadas al trágico destino de nuestra historia colonial y republicana, como síntesis de épocas diferentes, pero formando un todo, en cuanto a su continuidad y visión pictórica.

Este brutal atropello contra mis murales revela el profundo desprecio que la Junta Militar de Bolivia siente por las expresiones culturales. Mientras todos los países del mundo están interesados en conservar las creaciones artísticas de todos los tiempos, como valores permanentes de la cultura, los generales bolivianos hacen lo contrario: muestran no tener respeto ni conocer el valor del arte y la cultura, al ignorar su significación espiritual en la vida”.
 
                                                     REVOLUCION DEL 52                              

                               
                                                     HUELGA Y MASACRE

                   
                                              MASACRES MINERAS DE UNSIA


                               REFORMA EDUCATIVA Y VOTO UNIVERSAL

 
HOMENAJE A ESTE GRAN ARTISTA BOLVIANO

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